“11 de septiembre"
escribe Joaquín Figueroa.
Cada once, cada año, me levanto temprano a marchar. No me gusta levantarme temprano. Es una manía de cantor nocturno que no se me ha quitado y que comparto con todos aquellos que hacemos de la noche el día.
Pero ese día, cada año, aunque llueva, haga frio o calor, aunque la televisión clasista haga propaganda del terror sobre utilizar las calles como cualquier ciudadano del mundo "democrático" para recordar y conmemorar, me levanto y marcho. Canto las consignas, repetidas una y otra vez. Compro dos claveles. Uno para Allende, uno para el padre de uno de mis mejores amigos, caído junto al presidente. Mi camino es la marcha y en el cementerio el memorial, los hermanos vergara toledo, la tumba de victor y de miguel, la tumba de Salvador (hoy compartida con Hortensia) y aveces un paseo por el patio 29 imaginando aún el camino de esos seres humanos perdidos en su detención.
Siempre termina todo en el "guanaqueo" y la "enzorrillada" de parte de los pacos. Unas veces mas violenta, otras menos. Pero es parte del circo de ese día. Los pacos aperados para la guerra contra su pueblo que marcha por la memoria, no hacen mas que violentar el espacio santiaguino de ese día. enrejadas las calles, la gente marcha como ganado por el camino trazado por el miedo estatal. Rejas, guanacos, zorrillos y ademas de miles de marchantes, miles de pacos, esperando que un chico se ponga la polera en la cara y le tire piedras para comenzar su parte del acto.
Muchas veces esperan a que la gente comience a hablar para "disolver" la manifestación. Yo diría que es ahí donde comienza la Manifestación, la confrontación de los oprimidos contra los esbirros del estado opresor. El circo entra en acción. Uno puede ver cientos de cámaras de televisión y fotos. Cientos, sin embargo, las que priman a la hora del balance "periodístico" clasista, el oprimido es un "violentista" que con piedras, barricadas y algunas molotovs, juega a combatir en desigual proporción contra el aparato de represión del estado. Desde un punto de vista objetivo, es sin dudas ridículo. Pero el sentido común en chile hace muchos años que pena por su ausencia:
Desde los relatos periodísticos de algunos escritores con algo de credibilidad (en su integridad moral, vaya) tratando de marcar un "empate" histórico de un genocidio contra un pueblo -me refiero a Cristián Warnken- hasta los matinales y nocturnos de siempre que arman pauta con el miedo clasista por el pobre, el poblador, el socialmente negado chileno, el actual "delincuente" otrora "extremista", el discurso oficial avalado por un gobierno del partido de Allende, siempre será a favor de la clase dominante. No deja de ser una vergüenza, un latrocinio a la dignidad y al sentido común, pero a 20 años de los mismo, nos vamos acostumbrando.
Hace unos días unos obreros de Aysén cayeron al agua del río cuervo. El aparato del cuarto poder ha hecho lo imposible por tapar la noticia, pues afecta a los intereses de las hidroeléctricas. Esas que tienen las aguas de los chilenos en sus manos por leyes que siguen su eterno paso en un congreso tan antidemocrático como espurio.
Diferente ha sido el caso de accidentes igual de lamentables de niñitas de colegios de extrema derecha. No solo se les prestó ayuda mediática, sino que todo el aval del estado (incluído avión y ministros) para hacer lo posible para menguar el dolor de las familias afectadas.
Podemos decir lo mismo de los chilenos de chaitén? cientos de chilenos de chaitén?
El accidente terrible de una hija del ministro de hacienda genera un movimiento comunicacional increíble.
El asesinato de un mapuche por un agente del estado (incluso se llega a filtrar sin problemas que fue un disparo por la espalda, vale decir, un homicidio) no conmociona a estos periodistas del oficialismo. No hay sentido común.
Nuevamente, no hay duda. el cuarto poder es controlado por los poderosos.
Cada once, entonces, sin mediar mi rabia, ni mi desazón con lo que ocurre en mi país, marcho por las calles atestadas de pacos. Marcho mas bien por la memoria, por la porfía, por decirme que aunque lo único que se hable de aquel día fatídico de parte del oficialismo sea de algo "lamentable" y aveces "inevitable" genocidio, y en los medios de comunicación de los "violentistas" o "infiltrados" y no del brutal aparato represor que la presidenta socialista dispone para ese día a sus ciudadanos que siguen en la porfía de la memoria y de su derecho civil a caminar por las calles en una marcha, marcho.
Marcho porque es mi derecho. Marcho porque me niego a entregarme a la apatía reinante de los rendidos.
Marcho sin estandarte, sin prejuicios, en este país sin sentido común, donde los que algo hacen, siempre lo hacen divididos por nimiedades a la hora de compararlas con el enemigo que hay en frente de ambos. Marcho porque no olvido que ese día marcó mi destino y el de mi familia. Marcho porque un hombre de las características humanas y morales de Salvador Allende se merece mi homenaje a su integridad y a su heroica muerte.
Este 11 de septiembre será quizás el primero o el segundo que no asista a la marcha. Siempre ha sido el caso de alguna "externalidad" mas alla de mis posibilidades. En este caso, la lejanía. Pero aquellos que marchan, por curiosidad, por amor, por tristeza, por rebeldía, por rabia, por sentido de justicia, por sentido común, por diversión, por responsabilidad, por rutina, por libertad, por justicia, por socialismo, por comunismo, por anarquismo, por el equipo de futbol, por minoría sexual, por perseguir a una mina, por orgullo, por cantarle una copla a víctor jara, por lo que sea, sean bienvenidos a no perder los hitos que marcan nuestra historia. No Olvidar.
COMPAÑERO SALVADOR ALLENDE!!! PRESENTE AHORA Y SIEMPRE!!!
Un abrazo
Joaquín Figueroa.
cantautor
